Líneas de trabajo
Las grandes líneas de Trabajo del Observatorio se estructuran en los doce puntos siguientes:
1. Vivir y producir en un entorno de calidad La calidad del paisaje es un símbolo de la madurez y del nivel cultural de un país. En este sentido, los paisajes de calidad contribuyen a la proyección exterior del país y facilitan la competitividad de sus territorios, por ejemplo, a la hora de conseguir atraer empresas innovadoras y a mano de obra cualificada. Cabe destacar que, a largo plazo, los paisajes que mantengan, refuercen y desarrollen su identidad y personalidad tienen más posibilidades de prosperar que los que las hayan perdido, ya sean paisajes urbanos o rurales. Por otro lado, la producción local de calidad está ligada a los paisajes de calidad
**2. La introducción del paisaje en el planeamiento y en las políticas sectoriales ** Tenemos el reto de traspasar definitivamente el paisaje a la planificación territorial, y de la escala territorial a la local; y que el paisaje incida mucho más en las otras políticas sectoriales (turismo, agricultura, infraestructuras), donde aún hoy es poco presente.
3. Memoria y futuro del paisaje: activar el patrimonio Ha llegado el momento de revisar la gestión del patrimonio en los paisajes contemporáneos, indagar cómo los paisajes patrimonio pueden combinar en su valor productivo con el cultural y el turístico, y superar la visión aún vigente hoy del patrimonio – tanto natural como cultural – como un mero inventario de elementos. Efectivamente, hoy es el propio paisaje el generador de patrimonio cultural, y eso también puede tener una aplicación como valor de desarrollo económico.
4. Paisaje y salud Los paisajes de calidad, bien ordenados y gestionados inciden positivamente en la salud física y psíquica de la población y muy especialmente en la de los sectores más desvalidos. Por lo tanto, es importante trabajar por unos paisajes que generen bienestar.
5. Paisaje, creatividad y sectores estratégicos La calidad y la singularización del paisaje tienen un impacto positivo en sectores como el cine, la publicidad, la moda, la gastronomía, el diseño... pero al mismo tiempo forman parte de las estrategias de desarrollo turístico y agrícola de más éxito. El turismo de calidad huye de los paisajes mediocres y deteriorados.
6. Paisaje y mundo local Existe un consenso creciente acerca de que los paisajes -especialmente aquellos que tienen más personalidad- contribuyen al desarrollo local no sólo desde un punto de vista económico sino también en lo que se refiere a la autoestima, la identidad y la calidad de vida.
7. La creación de nuevos paisajes referenciales Cataluña tiene muchos paisajes de referencia, dotados de una potente carga simbólica desde hace décadas, e incluso siglos. Han llegado a la actualidad en más o menos buen estado y es necesario cuidarlos por su valor cultural e identitario. En el actual contexto de banalización creciente de muchos paisajes cotidianos, es prioritario esforzarse en crear nuevos paisajes de referencia, sin olvidar los tradicionales. Con la ayuda del diseño y del proyecto, debemos ser capaces de convertir paisajes anodinos -pero cotidianos- en paisajes de referencia con los que la población pueda sentirse identificada y con los que pueda dialogar.
8. Paisaje, ciudadanía y valores El conocimiento de la diversidad de paisajes, el respeto y la sensibilidad hacia sus dimensiones naturales y patrimoniales o el disfrute en la contemplación son valores que fortalecen el cuerpo social y dignifican la ciudadanía.
9.Paisaje, ocupación y emprendeduría El paisaje genera oportunidades económicas y se convierte en un agente de creación de ocupación en sectores vinculados al territorio, la agricultura, el medio ambiente y la educación, pero también en los ámbitos creativos en cuanto a su relación con el paisaje como el cine, la publicidad, la moda y la gastronomía, entre otros.
10. Cambio climático, energía y paisaje El paisaje se convierte en un indicador de primer orden para captar el efecto del cambio climático, imaginar escenarios de futuro y diseñar estrategias de adaptabilidad y, también, de lucha contra este fenómeno, muy especialmente a partir del uso generalizado de energías renovables.
11. Educación, formación y comunicación No basta con educar en el paisaje, también es necesario saber comunicar el valor de la educación en el paisaje. La comunicación es una pieza clave en las sociedades contemporáneas y, en este sentido, debe aprovecharse el enorme valor comunicativo del paisaje, auténtico portador de mensajes fácilmente descifrables para el conjunto de la ciudadanía.
12. La investigación y la innovación como valores en alza La investigación en paisaje es un valor en alza que afronta conjuntamente algunos retos globales. Por otro lado, refuerza el potencial para el emprendeduría y la creación de ocupación en distintos sectores.