Novedades
22/12/2023

Los paisajes de la piedra seca en una exposición en el Palau Robert comisariada por el Observatorio

Dos piedras. Paisajes persistentes pretende mostrar la riqueza y diversidad de los paisajes estructurados por la piedra seca, poner en valor esta técnica milenaria y universal, y reivindica su vigencia y persistencia.

La exposición es una iniciativa de la Dirección General de Difusión, en colaboración con la Dirección General de Cultura Popular y Asociacionismo Cultural. Está producida por el Observatorio del Paisaje de Cataluña por encargo de Palau Robert, la han comisariado el director del Observatorio, Pere Sala i Martí, junto con Jordi Grau, Joan Reguant y Joan Nogué. La museografía es de Queralt Suau y el diseño gráfico, de Opisso Studio.

Cataluña es una de las zonas más ricas del mundo en construcciones de piedra seca. La piedra seca no representa sólo uno de los rasgos más característicos de nuestros paisajes y un legado patrimonial extraordinario, sino que es, sobre todo, una auténtica fuente de inspiración y un contenedor excepcional de aquellos valores que tanto nos servirán para hacer frente a los desafíos del mundo actual.

La exposición se inauguró el pasado martes 19 de diciembre, en un acto presidido por la consejera de Territorio y presidenta del Consorcio del Observatorio del Paisaje, Ester Capella, junto con la directora general de Difusión del Departamento de Presidencia, Eva Pomares , el secretario de Medios de Comunicación y Difusión, Oriol Duran y el director del Observatorio del Paisaje, Pere Sala i Martí.

Pere Sala destacó que "no hemos de considerar la piedra seca sólo como un legado del pasado, sino tambien una apuesta de futuro" y en este sentido espera que el visitante "salga de la exposición viendo los paisajes de la piedra seca como un testimonio excepcional de los valores necesarios para hacer frente al mundo actual: naturalidad, reutilización, circularidad, contribución a la biodiversidad, resiliencia, humildad, cooperación...". Tembién agradeció "a todas las instituciones, entidades y personas que han contribuido a hacer posible esta exposición" y resaltó que "es una autentica exposición coral".

En su parlamento, la consejera de Territorio, Ester Capella, destacó que “la piedra seca representa paisajes persistentes, como el país. No está de más -añadió- decir que somos el país que somos, por los paisajes que tenemos. La piedra seca es una técnica de presente, pasado y futuro. Y hoy, estas muestras son mucho más que una representación del pasado o una reliquia folclórica: son garantía de persistencia y mantenimiento de lo que nos identifica”.

La exposición, que se podrá ver en las salas 1 y 2 de Palau Robert hasta el 2 de junio de 2024, es de acceso libre y gratuito, y está organizada en tres ámbitos:

Los paisajes

Cataluña es un país de paisajes. Uno de los rasgos más significativos es su extraordinaria diversidad de paisajes. Una orografía traviesa, un sinfín de microclimas y una intervención humana milenaria sobre el medio físico hacen de Cataluña uno de los países más diversos de Europa, y eso se pone de manifiesto gracias a los 134 paisajes que lo forman, tal y como se desprende de los catálogos de paisajes elaborados por el Observatorio del Paisaje de Cataluña.

Una pequeña muestra son los paisajes Altiplà de la Terra Alta, Solana del Baridà, Garrigues Baixes i Vall del Corb, Plana del Baix Ebre - Montsià, Plana de l’Alt Camp, Cap de Creus y Sant Llorenç del Munt i l’Obac - El Cairat. En todos ellos, la piedra seca tiene una presencia destacable, a menudo abrumadora, como sucede en la práctica totalidad del resto de paisajes. Tenemos un montón de paisajes hechos con piedra seca, en los que una fascinante riqueza de arquitecturas (muros, barracas, cabañas, entre tantas otras construcciones) modela y condiciona esa diversidad paisajística.

Y, si salimos de Cataluña y nos adentramos en el resto de territorios de habla catalana, de nuevo nos encontraremos con muchos otros paisajes llenos de piedra seca. Esto es así porque, de hecho, todo el Mediterráneo está lleno de ese tipo de construcción... y en última instancia buena parte del planeta: de ahí el valor universal de un sistema constructivo que ha dotado a infinidad de paisajes de valores productivos, históricos, ecológicos, simbólicos y estéticos; en definitiva, de valores materiales e inmateriales.

Las piedras

La piedra seca es una técnica milenaria y universal de emparejar piedras de forma cuidadosa y artesanal, sin ningún material de unión, que permite levantar estructuras variadas. Miles y miles de construcciones, de tipología, dimensiones y usos muy diversos, configuran la mayor parte de los paisajes rurales catalanes. Si bien algunas de estas construcciones fueron construidas por manos expertas, la mayoría lo fueron por las de los propios habitantes del mundo rural, empezando siempre por la pared, elemento básico que modula todo el paisaje y base para construir estructuras más complejas. Con un esfuerzo inconmensurable, un conocimiento exhaustivo de cada lugar y una constancia pétrea, terrenos inicialmente pedregosos y yermos se han convertido en campos de cultivo, prados y pastos.

La piedra seca es, sobre todo, un auténtico pozo de inspiración y un testimonio excepcional de los valores que nos servirán tanto para hacer frente a los desafíos del mundo actual: reciclaje, reutilización, resiliencia, proximidad, humildad, cooperación, ahorro... y tantos y tantos otros de los que vamos más bien escasos.

Quizá por eso es tan esperanzador constatar el creciente interés de la sociedad hacia esta técnica milenaria y los paisajes que se derivan. No es sólo el hecho de que la UNESCO la haya declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, cosa ya de por sí lo suficientemente relevante, sino que a diestro y siniestro nacen iniciativas ciudadanas, académicas y científicas que reclaman su recuperación y reconocimiento, así como nuevos ámbitos de formación profesional, como las escuelas de márgenes.

Las voces

Muchos de los paisajes de la piedra seca se encuentran en las áreas rurales más marginales, aquellas que primero sufrieron las consecuencias del despoblamiento masivo de las décadas de 1960 y 1970. Este hecho implicó el abandono de la actividad agraria, el envejecimiento de la población, la falta de relevo generacional y el incremento exponencial de la masa forestal, con el correspondiente riesgo de incendios y la pérdida de patrimonio material e inmaterial. Son paisajes de piedra seca frágiles, porque también lo es el mundo rural al que pertenecen. La pérdida del rico mosaico agroforestal tan típico de Cataluña a raíz de la reducción a la mínima expresión de la agricultura familiar tradicional ha relegado a un papel aún más residual las estructuras en piedra seca que soportaban y conformaban estos paisajes.

No obstante, están apareciendo muchas iniciativas de repoblación y revitalización del mundo rural que, a su vez, también favorecen la recuperación de unos paisajes de la piedra seca que habían llegado a estar a un paso de la extinción y de unos conocimientos que, precisamente ahora, en el contexto en el que vivimos, pueden tener una valía extraordinaria. Siete miradas y experiencias diversas nos ayudan a entender estos nuevos valores y perspectivas para los paisajes de la piedra seca, que no solo se revitalizan, sino que se reinventan a partir de su incorporación a la obra nueva, mostrando así la vigencia y la utilidad de esta técnica ancestral.