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Ayudar a los representantes locales a entender las percepciones de los habitantes y actuar en consecuencia: éste es el objetivo de la primera encuesta regional de Francia sobre los paisajes cotidianos y el impacto en los habitantes. El Observatorio del Medio Ambiente de Bretaña (OEB), junto con sus colaboradores, ha sido el encargado de realizar la encuesta, con el título "Bienestar y paisajes bretones". La encuesta responde a dos preguntas: ¿Cuáles son las características que hacen que en la actualidad los paisajes se consideren cualitativos? ¿Cuáles son los retos para mejorar la calidad de los paisajes de mañana?
Durante el período otoño-invierno 2022-2023, unos 2.300 bretones respondieron a unas cincuenta preguntas sobre su percepción y deseos respecto a los paisajes situados a menos de 1 km de su domicilio, a menos de 1 km de su puesto de trabajo y sobre los paisajes que frecuentan durante su tiempo de ocio. Dado el gran número de participantes, es la primera vez que la dimensión social del paisaje, “la parte del territorio tal y como la percibe la población”, se objetiva con datos sólidos [1] a escala regional.
Los resultados sobre los paisajes vinculados al domicilio, por ejemplo, nos proporcionan información sobre las desigualdades socioespaciales. La apreciación del bienestar muestra grandes diferencias en función de la edad. Los jóvenes son los que menos se sienten a gusto en los paisajes del domicilio y los que tienen menos contacto con la naturaleza. Viven en sitios considerados ruidosos, en bloques de pisos en zonas con gran densidad de población. Las personas de 65 y más años son el grupo de edad que se siente más a gusto y el que da más importancia al contacto con la naturaleza. Este grupo de edad suele vivir en lugares calificados como tranquilos, en casas unifamiliares y en zonas poco pobladas.
El paisaje, a menudo considerado erróneamente como un concepto inoperativo porque es “demasiado” subjetivo, en realidad es una puerta de entrada para definir orientaciones compartidas: el 75% de los habitantes considera que la acción prioritaria es mantener el bocage.[ 2] El bocage es el símbolo de una conquista de los paisajes rurales deseados: hace referencia a la identidad regional por su historia agrícola y su multifuncionalidad al servicio del medio ambiente (calidad del agua, del aire, el suelo, etc.).
Para los habitantes de zonas densamente pobladas, las respuestas son más variadas: tener acceso a espacios naturales, implantar soluciones respecto a las consecuencias del cambio climático o incluso limitar la contaminación lumínica nocturna. Así pues, el entorno urbano se entiende como el laboratorio de una variedad de acciones a implantar respecto a los problemas ambientales.
Esta encuesta muestra que el enfoque paisajístico permite descifrar las interrelaciones entre los grupos sociales y el medio ambiente y puede convertirse en un apoyo importante para “llevar a buen término la transición ecológica”.[3] La próxima etapa es volver a realizar la encuesta dentro de 10 años para evaluar la evolución de las percepciones de los habitantes respecto a las transformaciones paisajísticas.
Consultar los resultados de la encuesta regional Bienestar y paisajes bretones.
[1] El alcance de la muestra es considerable, por eso se ponderó en función de las características sociológicas de la población bretona (edad, sexo, categorías socioprofesionales y peso de la población bretona por departamento). De esta forma, los resultados son representativos de la población bretona.
[2] “Desde el punto de vista paisajístico, el bocage es un espacio semicerrado que se caracteriza por la presencia de vallas vegetales que cierran cada parcela”, definición extraída de Géoconfluences, consultado el 23/05/2024 y disponible aquí.
[3] Véase la nota de la Fábrica Écológica “Reusir la transición ecológica por el approche paysagère” (lograr la transición ecológica a través del enfoque paisajístico) publicada en abril de 2024. Consultado el 23/05/2024 y disponible aquí.
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