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La implicación del Gobierno de Andorra en la conservación y mejora del paisaje no es algo nuevo en el país. Ya en octubre de 2010 el Gobierno de Andorra firmó el Convenio Europeo del Paisaje, y a finales de 2011 el Consejo General aprobó su ratificación como un paso más en el impulso de una política nacional del paisaje. En este sentido, el 27 de abril de 2011 el Gobierno aprobó la Estrategia Nacional del Paisaje de Andorra (ENPA) para el período 2011-2020, siguiendo los principios y objetivos del Convenio Europeo del Paisaje.
En 2019, la aprobación de la Ley 7/2019 de conservación del medio natural, de la biodiversidad y del paisaje reconoce el paisaje como un componente esencial del entorno de vida y del bienestar individual y colectivo de los habitantes del Principado de Andorra, como la expresión de la biodiversidad de su patrimonio común natural y cultural y como un fundamento de su identidad. Esta Ley da un marco legal a la Estrategia Nacional del Paisaje, y la define como el instrumento de protección, gestión y ordenación del paisaje en el país.
En este contexto, se ha hecho necesaria la elaboración de una nueva Estrategia Nacional del Paisaje que revise y actualice la estrategia anterior, que finalizaba en 2020. Por eso trabajamos con el apoyo técnico del Observatorio del Paisaje de Cataluña la nueva estrategia en el horizonte 2035, que se concibe con un carácter innovador, ya que se articula en torno a un mapa del paisaje que incorporará los principios, los objetivos de calidad paisajística y las líneas de actuación que resultan de un trabajo participativo y colaborativo con todos los actores implicados como las administraciones comunales, los ministerios del Gobierno, las empresas que trabajan en aspectos ambientales, las asociaciones y la ciudadanía en general.
El proceso participativo se considera un aspecto clave en la elaboración de esta nueva estrategia, con el fin de generar una reflexión colectiva en torno al paisaje del Principado, captar el conocimiento que tiene la ciudadanía, los agentes sociales y económicos y las principales instituciones del país; recoger los referentes paisajísticos clave y simbólicos que la sociedad andorrana ha identificado como parte de su identidad; recoger, debatir y finalmente consensuar los principios, objetivos de calidad paisajística y líneas de actuación asociadas, y, muy importante, implicar y corresponsabilizar a la sociedad andorrana en el cuidado colectivo del paisaje.
Teniendo en cuenta las características del país y la percepción de la sociedad, los objetivos de calidad paisajística que se perfilan en la estrategia se estructuran en relación a unos paisajes de alta montaña bien conservados, que compatibilicen el mantenimiento de su patrimonio natural y cultural con el aprovechamiento económico; unos paisajes agrarios y forestales productivos, funcionales ecológicamente y reconocidos socialmente; unos paisajes urbanos de calidad que pongan en valor los espacios públicos y elementos patrimoniales de las poblaciones; unos paisajes fluviales vivos y funcionales, que permitan el aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos y que faciliten su uso social; unas infraestructuras energéticas y de comunicación más integradas en el paisaje y que respondan a los retos de la emergencia climática; unas instalaciones turísticas y de ocio de calidad, dimensionadas y multifuncionales, que faciliten la desestacionalización y que sean respetuosas con el paisaje, y, finalmente, unos hitos y referentes naturales y culturales que refuercen la identidad y la singularidad del paisaje andorrano.
Los objetivos se concretarán en unas líneas de actuación prioritarias y en un plan con acciones y proyectos específicos que deben permitir alcanzar los objetivos de calidad paisajística de esta nueva estrategia para el horizonte 2035.
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