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JULIO-SEPTIEMBRE 13 |
BOLETÍN TRIMESTRAL DEL OBSERVATORIO DEL PAISAJE - 38 |
![]() El paisaje que genera identidad Santi Vila i Vicente Consejero de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Cataluña El geógrafo anarquista Elisée Reclus, que ejerció una gran influencia en el ideal libertario catalán en el paso del siglo XIX al XX, escribía en 1866 que el paisaje es, sobre todo, aquello que el ser humano, en tanto que individuo, y el ser humano, en tanto que sujeto social, era capaz de reconocer en la obra común. Bella reflexión, relativa a un momento en el que la potencia transformadora efectiva sobre el territorio no iba todavía mucho más allá de la tenacidad en el trabajo y de la fuerza física directa de la acción humana.
En nuestro país la valoración del paisaje viene de lejos, pero desde el año 1928, cuando la editorial Barcino publicaba la obra El paisatge de Catalunya, de Marcel Chevalier y prologada por Pau Vila, no se había vuelto a dar una explicación global de los paisajes de Cataluña.
Por ello es necesario poner en valor, por su persistencia en recuperar parte del tiempo perdido, la labor del Observatorio de Cataluña a la hora de identificar y caracterizar los paisajes de Cataluña y de desplegar los instrumentos previstos en la Ley del Paisaje. Se ha hecho mucho trabajo, y de calidad, pero nos queda todavía mucho por hacer, y, sobre todo, nos queda poner en práctica todo aquello en lo que ya hemos conseguido convertirnos en un referente europeo en el plano teórico.
Aquel que busque solo grandes llanuras, ríos o montañas, que no los busque en Cataluña. Somos tierra de montañas, acogemos un tramo del río más caudaloso de la península y tenemos llanos importantes como el del Empordà o el llano de las Terres de Lleida, pero Cataluña es sobre todo una de las grandes diversidades paisajísticas de Europa, catalogada en 135 tipos diferentes, lo que convierte el paisaje en un patrimonio ambiental, natural y cultural de primer orden. El reto de la calidad paisajística reside en saber incorporar en el paisaje las transformaciones sin perder el sentido histórico y de lugar, para reforzar su identidad y su personalidad.
Esto comporta, también, compromisos. Un territorio que tiene el paisaje como activo es incompatible con técnicas como el fracking. Un pueblo que valora su entorno es incompatible con el crecimiento desordenado. En definitiva, un país como Cataluña solo puede confiar su futuro a la sostenibilidad, a través de la transformación hacia la economía verde.
Y, más allá, profundizando en lo inmaterial, el catalanismo contemporáneo debe incorporar, como lo hacía a finales del siglo XIX y a principios del XX, el paisaje en el proceso de construcción nacional, entendido como patrimonio colectivo, expresión de nuestra historia y reflejo de nuestra identidad. La naturaleza, el medio y el paisaje como señal de identidad y donde el concepto de Cataluña-Ciudad no es de oposición sino de integración.
Santi Vila i Vicente
Consejero de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Cataluña
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