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ENERO-MARZO 13 |
BOLETÍN TRIMESTRAL DEL OBSERVATORIO DEL PAISAJE - 36 |
![]() Huellas modernas, paisajes industriales Joan Roca i Albert Director del MUHBA (Museo de Historia de Barcelona) Cuando en el siglo XIX la industria se difundía por Europa, transformando campos y ciudades, la preocupación por el desdibujarse de las identidades más arraigadas nutrió, a partir del Romanticismo, el interés por preservar los elementos que se consideraban identificadores de la colectividad. Así se fue ampliando, de modo progresivo, el concepto de patrimonio histórico. Posteriormente se incorporó al marco operativo del conservacionismo la noción de paisaje cultural, introduciendo un grado adicional de complejidad al pasar de elementos sueltos a las relaciones entre elementos.
Un siglo y medio más tarde, la cuestión es cómo incorporar los vestigios significativos de la era industrial clásica. El tema no es ajeno al campo más amplio del tratamiento de las zonas rurubanas y, también, de las periferias densas, formadas en los periodos de rápido crecimiento de las ciudades, en las que la cuestión del paisaje es inseparable de las políticas de espacio público. Sin embargo, la actuación patrimonial y paisajística presenta rasgos específicos en el caso de los espacios de concentración industrial y entornos relacionados, como los que Bernd y Hilla Becher empezaron a fotografiar en los años sesenta del siglo pasado.
¿Cómo se debe tratar ese patrimonio industrial y esos paisajes? Cabe destacar que a menudo los conjuntos fabriles han sido más valorados en los entornos rurales que en los urbanos. Cataluña es un buen ejemplo de ello, como si Barcelona no hubiese sido su epicentro fabril y modernizador. Cuando, por fin, se ha empezado a valorar en su conjunto el patrimonio industrial de la capital, no ha tardado en plantearse el tema del paisaje, suscitándose dos cuestiones fundamentales: el riesgo de la tematización –del zoning paisajístico—y el reto de conseguir el equilibrio más satisfactorio posible entre conservación y renovación.
El riesgo de la tematización se plantea en direcciones opuestas, que en el caso barcelonés ejemplifican con claridad el núcleo antiguo y el barrio de Poblenou. En el caso del primero, conocido como Ciutat Vella, a veces se olvida que no solo fue romano y medieval, sino que también fue la mayor concentración fabril del occidente mediterráneo desde el siglo XVIII, con las manufacturas de indianas, hasta bien entrado el siglo XIX, cuando las fábricas se extendieron hacia los nuevos suburbios extramuros. El reconocimiento y la valoración de los elementos patrimoniales de esta actividad fabril en Ciutat Vella enriquecerá sin duda un paisaje formado por múltiples posos, de Barcino y Barchinona hasta la actualidad. En sentido contrario, conviene evitar una consideración del Poblenou como si solo se tuviese que tener en cuenta, en régimen de monocultivo, el legado industrial, como si en términos de patrimonio y paisaje cultural tuviese que ser la reserva temática fabril de la metrópolis.
El segundo tema que se plantea es cómo intervenir en esos paisajes industriales a partir del equilibrio entre preservación y transformación urbanística. Si en un entorno rural los conjuntos fabriles claramente diferenciados pueden tener un tratamiento relativamente sencillo –es el caso de las colonias–, la cuestión se vuelve más compleja en los terrenos dislocados de las periferias y en los tejidos urbanos consolidados. ¿Cómo se debe actuar en el paisaje de la calle Pere IV en el Poblenou de Barcelona, sin ni fosilizarlo –lo que contradeciría su carácter de palimpsesto, que siempre ha tenido—ni diluirlo en elementos aislados y escasamente significativos si se consideran uno por uno? He aquí un tema de método paisajístico fundamental.
Es altamente conveniente, pues, dar un nuevo impulso a los trabajos sobre el patrimonio y los paisajes de la era industrial y poner en su lugar cada uno de los rasgos identificadores de una Barcelona fabril sin los que ni la ciudad sería la metrópolis que es hoy, ni Cataluña tendría la relevancia que tiene en el mundo global de nuestros días. Desde el MUHBA intentamos contribuir a la reflexión sobre el tema, insiriendo la trayectoria de la ciudad industrial en una perspectiva de larga duración y en una consideración de conjunto del legado industrial europeo.
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