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MAYO-JUNIO 11

BOLETÍN TRIMESTRAL DEL OBSERVATORIO DEL PAISAJE - 29

EL OBSERVADOR

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Paredes secas, paredes vivas

Martí Boada
Geógrafo, naturalista y doctor en Ciencias Ambientales

La puesta en valor de las paredes de piedra seca es un hecho. Aunque queda mucho por hacer, en los últimos tiempos ha surgido un amplio movimiento de recuperación de este importante patrimonio de arquitectura popular. La arquitectura de las paredes de piedra seca y las construcciones asociadas, más allá de su significado como tal, representa una mejora de la biocenosis del territorio en el que están implantadas. Éste es uno de los aspectos científicamente destacables, incluso rupturista, ya que cuestiona el mito del paisaje intocable, la exaltación del wilderness, aquello que para algunos es el súmmum del paisaje ideal, es decir su plenitud, alcanzada cuando está regulada estrictamente por los denominados "ciclos naturales", sin huella humana. Una primera aseveración al respecto es que, en aquellos paisajes con una geoestructura igual en morfología, latitud y altitud, el que tenga paredes de piedra seca llegará a tener una biodiversidad muy superior al que no las tenga. Las razones que lo demuestran son la aparición de una estructura vertical rupícola, con una cantidad incontable de entradas a estructuras internas morfológica y térmicamente diversas, que representan un excepcional refugio para numerosos taxones de fauna vertebrada y de artrópodos. Las paredes de piedra seca constituyen una importante área de refugio, de cría y de hibernación. Se habla de la pared seca, como la pared de vida.

Por lo que se refiere a fauna vertebrada, en una reciente investigación que dirigimos* en un área reducida de la Ribera d'Ebre, se documentaron varios usuarios de paredes de piedra seca utilizadas como áreas de cría. Es el caso de la herpetofauna con cuatro especies de anfibios anuros, cinco especies de saurios y cinco de ofidios. En relación con la mastofauna se encontraron ocho especies de mamíferos no voladores y de ornitofauna seis especies nidificantes. Este último grupo es significativamente el menos numeroso ya que el sistema de pared seca es un lugar con alta densidad de depredadores. En paredes de piedra seca de montaña húmeda y alta montaña, donde la densidad de saurios y ofidios de conducta depredadora es más baja, el número de taxones aumenta. La complejidad de la prospección explica la escasa información sobre la biodiversidad referida a los artrópodos, y a otros grupos como los gasterópodos. En referencia a estos últimos, es bien conocida a nivel popular la relación directa entre la cantidad de pared de piedra seca bien conservada y la densidad de caracoles. Cuando en un desprendimiento se ha podido observar el interior de una estructura de pared seca, se han encontrado en abundancia ootecas de especies como mantis, avisperos, estructuras de caza de arácnidos, y una gran diversidad de invertebrados de medios húmedos no expuestos a la luz: miriápodos, panerolas y un largo etcétera.

La vegetación también tiene un papel importante en las paredes de piedra seca, concretamente la vegetación rupícola, originariamente ligada a los acantilados y peñascos húmedos, principalmente de orientación norte; aunque no siempre es así, como en el caso de las diferentes especies del género Sedum, o como otras crasifolias como la oreja de abad (Umbilicus rupestris), vegetal de una gran belleza, que pone una nota característica a las paredes de piedra seca umbrías. Completamente asociados a este ecosistema son los helechos y culantrillos. El colofón de esta biodiversidad botánica recae en los llamados lirios azules que, con sus bulbos, constituyen el aglutinador que fija la arcilla del tejado de las cabañas de piedra seca.

Las paredes secas son paredes de vida, que ayudan a superar el estigma de que todo aquello que flota como elemento antrópico en el paisaje, actúa en detrimento de la "naturalidad" del lugar.

* Arnau Sabaté (2009). Marges i biodiversitat a Vandellós i a l'Hospitalet de l'Infant. Memòria PFC de Ciències ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona, direcció Martí Boada.

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