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JULIO-AGOSTO 09 |
BOLETÍN TRIMESTRAL DEL OBSERVATORIO DEL PAISAJE - 18 |
![]() Reflexiones sobre el paisaje y la conservación de la naturaleza Miquel Rafa Director del Área de Territorio y Paisaje, Obra Social Caixa Catalunya Tengo en mis manos el nuevo volumen de la colección "Plecs de Paisatge" con el título Indicadors de paisatge. Reptes i perspectives, editado por el Observatorio del Paisaje de Cataluña con el apoyo del Área de Territorio y Paisaje de la Obra Social de Caixa Catalunya. Al revisar los textos de las ponencias presentadas en el Seminario Internacional celebrado en Barcelona a finales del año 2007, cosa que recomiendo a todos los lectores de Paisaj-e, me vienen a la mente una serie de reflexiones sobre el papel del paisaje en las políticas de conservación de la naturaleza y del territorio en la actualidad. Estas reflexiones se orientan básicamente a intentar entender y aprovechar mejor el tema del paisaje, entendido como disciplina y como política activa de planificación y gestión del territorio. Si uno se fija en los conflictos territoriales hoy vigentes (para entendernos: regadíos versus Red Natura 2000, líneas eléctricas de muy alta tensión, parques eólicos y, de forma general, las grandes infraestructuras del país), se dará cuenta de que en el bando de los que defienden posiciones genéricamente ecologistas predomina una visión conservacionista del territorio. Un enfoque, a menudo tan argumentado y documentado como estático, del territorio. Unos espacios entendidos como un conjunto de ecosistemas valiosos, hábitats de especies amenazadas, corredores ecológicos, etc., así como también la presencia de paisajes con una calidad estética innegable, aunque no siempre perceptibles de la misma manera para toda la ciudadanía, como ocurre con los secanos. En todo caso, unos valores que es necesario preservar frente a unas amenazas en forma de proyectos de infraestructuras que se superponen al territorio, a veces de forma lineal (carreteras, redes eléctricas...) y a veces de forma extensiva (el caso de los regadíos o de los polígonos industriales). Posicionamientos defensivos y reactivos, que propician el enfrentamiento con otros sectores, que en principio no tienen porqué ser siempre adversarios. Situaciones nuevas, pero enfrentamientos y dialécticas similares a las de hace veinte o treinta años. Ecología, flora y fauna (ahora biodiversidad) versus desarrollo. ¿Cuál es el valor del paisaje en el contexto de estos conflictos? De entre todos los que se me ocurren, yo destacaría el que para mí es el principal: el enfoque holístico inherente al paisaje y su visión a gran escala. Ello está ya presente en la propia disciplina de la ecología del paisaje, que proporciona un salto de escala y facilita la visualización e implementación de proyectos de conectividad ecológica (grandes corredores), que son unos de los grandes temas actuales -y futuros- de las políticas conservacionistas. Pero hay otro valor, de especial relevancia social, y es la habilidad del paisaje para incluir una perspectiva socioecológica, es decir aspectos no únicamente ecológicos, naturales o físicos, sino también aquellos más próximos a las personas: la historia de aquel lugar, la cultura popular expresada en pequeñas edificaciones o infraestructuras de piedra seca, el imaginario colectivo del territorio, etc. La revalorización del territorio, vista desde este prisma, se produce de forma casi espontánea y sin discusión. El paisaje permite el diálogo y la reconciliación de sectores enfrentados de una forma mucho más fructífera y rápida. Miquel Rafa Director del Àrea de Territorio y Paisaje Obra Social Caixa Catalunya
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