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MARZO-ABRIL 08 |
BOLETÍN TRIMESTRAL DEL OBSERVATORIO DEL PAISAJE - 10 |
![]() Imaginen... Bas Pedroli Secretario de Civilscape Es como si un velo de bruma disolviera los prados escarchados de color blanco, amplios y planos. El sol, inesperadamente vigoroso, ilumina intensamente todo aquello que es blanco. A media distancia, un grupo de gaviotas me ofrece, por unos instantes, el espectáculo de un vuelo resplandeciente, y luego desaparece sin más. En el horizonte diviso unas cuantas fachadas blancas entre los árboles. A su lado hay grupos aislados de alisos, con los pies hundidos en la bruma y las siluetas negras de las ramas irregulares, sobre el cielo gris claro. Como pintadas por Rembrandt, las puertas de madera sobre pequeñas presas atraviesan zanjas y se pierden en el horizonte. Un paisaje de grises, en reposo, espera los colores de la primavera. De repente me doy cuenta que el revisor me pide el billete. Mi idilio, perturbado. No parece que nadie más en todo el tren se haya percatado de la escena. Me da vergüenza guardarme la imagen sólo para mí. Al cabo de unas semanas recorro a pie el mismo paisaje llano a lo largo del pequeño río Angstel, no muy lejos de Ámsterdam. Desde el tren se veía diferente. Se ha esfumado lo que tenía de pintoresco, como cuando en una foto de un folleto de viajes, al llegar, te indica discretamente que te han engañado. Ya no hay escarcha blanca, sino el clásico verde de los prados fangosos, con alguna margarita invernal o alguna oveja indiferente. Los pastos -con matorrales en algunos sitios, aparentemente bajo la tutela de la naturaleza- se encuentran justo detrás de las casas que dan al río serpenteante; unas casas con nombres de antiguas mansiones. Una vieja lavandería da fe de que aquí el agua era suficientemente limpia como para lavar la ropa de los residentes acomodados de aquellas casas, que actúan, a su vez, de nítida frontera con la ciudad vecina. Un poco más abajo, en la carretera, distingo una fachada blanca en medio de los árboles. Dos imágenes que se alternan una con otra. ¿Estas dos imágenes -la que vi desde el tren y la que ahora recuerdo- son un mismo paisaje? Expresan cosas diferentes. Una percepción de postal versus una percepción de participación. Hoy en día, es la percepción de postal -o digamos, quizás, la percepción rodada- aquello que determina en buena medida nuestra relación con el paisaje. Anhelamos vacaciones en paisajes remotos sin asumir ninguna responsabilidad por los paisajes donde pasaremos estas vacaciones. Ni siquiera nos responsabilizamos de los paisajes donde vivimos, quizás con excepción del jardín de nuestra casa. Si comprendo el paisaje, si lo leo con esmero, me siento partícipe del mismo; de hecho, me proporciona una sensación de pertenencia y, en consecuencia, me incita a la acción. Ésta es exactamente la forma en que las organizaciones no gubernamentales (ONG) se dedican a observar el paisaje, antes de pasar a la acción. En toda Europa se están creando iniciativas a pequeña escala para que los ciudadanos puedan tener un papel en el seno del paisaje, para permitirles gestionar y planificar sus propios paisajes, con el fin de contrarrestar el deterioramiento y el impacto negativo de la economía global. El Convenio de Florencia (el Convenio Europeo del Paisaje) constituye un marco apropiado para este tipo de acciones. Ahora, estas iniciativas independientes se agrupan en una red europea de ONGs para el Convenio Europeo del Paisaje: la red CIVILSCAPE (véase www.civilscape.org). Bas Pedroli Experto en paisaje de Alterra Wageningen UR, Países Bajos; secretario de Civilscape; secretario general de Landscape Europe, Red de Expertos en Paisaje; presidente de PETRARCA, Academia Europea para la Cultura del Paisaje.
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